Lo pensamos de repente y si me dicen hace años que lo planeo en un par de días y sin movedme de casa, contesto que imposible ; y no todo fue gracias a Internet los billetes del tren los del autobús la reserva de hoteles y todo salio fantástico.
Salimos de mañana, primero en el de cercanías que nos llevo hasta Chamartin, después cogimos el de las diez de la mañana dirección Hendaya, lo malo de este tren que hace demasiadas paradas y esta un poco viejito y también un poco sucio, se movía bastante, pero cuando vas con ilusión no le ves pegas a nada, el vagón restaurante que no tenia de nada nada mas que bocadillos,todo nos llamaba la atención.
Llegamos por la tarde a San Sebastián, el ruido de la estación, no paraba de mirarlo todo era como un sueño, cogimos un taxi,el taxista tenia toda la pinta de ser vasco vasco y su manera de hablar me encanto esa manera tan peculiar que tienen, hablamos bastante la verdad que el era un poco........vasco diría, nos paso una anécdota que os cuento le dimos el nombre de la plaza donde estaba el hotel por lo visto hay dos o tres en esa plaza nos nombro uno y le dijimos que no y el insistía por lo visto el pensó que íbamos al que el decía.
Dejamos las cosas en el hotel y salimos a la calle deprisa con ganas de ver y de conocer la ciudad.
La tarde era soleada y no hacia nada de frió, el hotel estaba a dos pasos de la playa de la Concha, imaginaros como vimos la playa, era como una visión con ese sol tan radiante, la arena color oro que contrastaba con el mar tan azul, esa mezcla de colores, una maravilla, pasear por el paseo otra, como la tarde estaba tan agradable mucha gente paseaba nosotros hicimos lo mismo, llegamos hasta el Peine de los vientos.
Llegamos por la tarde a San Sebastián, el ruido de la estación, no paraba de mirarlo todo era como un sueño, cogimos un taxi,el taxista tenia toda la pinta de ser vasco vasco y su manera de hablar me encanto esa manera tan peculiar que tienen, hablamos bastante la verdad que el era un poco........vasco diría, nos paso una anécdota que os cuento le dimos el nombre de la plaza donde estaba el hotel por lo visto hay dos o tres en esa plaza nos nombro uno y le dijimos que no y el insistía por lo visto el pensó que íbamos al que el decía.
Dejamos las cosas en el hotel y salimos a la calle deprisa con ganas de ver y de conocer la ciudad.
La tarde era soleada y no hacia nada de frió, el hotel estaba a dos pasos de la playa de la Concha, imaginaros como vimos la playa, era como una visión con ese sol tan radiante, la arena color oro que contrastaba con el mar tan azul, esa mezcla de colores, una maravilla, pasear por el paseo otra, como la tarde estaba tan agradable mucha gente paseaba nosotros hicimos lo mismo, llegamos hasta el Peine de los vientos.
Nos gusto mucho la ciudad su casco viejo, sus playas tan cerca de la ciudad, sus pueblos como Hondarribia, Zarautz, Getaria etc. preciosos, que plazas tan bonitas, que cascos viejos tan bien conservados y la comida, ay ay ay que comida de quitar el sentido, pero el trato con la gente maravilloso también .
El jueves salimos pronto del hotel y con las maletas claro, nos dirigimos hacia una parada de autobús estaba a punto de salir, nos dirigimos hacia Bilbao tardamos una hora y cuarto vinimos por la autopista ,no se hizo largo, cogimos un taxi nos llevo al hotel que no estaba lejos , dejamos la maleta, pedimos en el hotel un plano salimos a ver la ciudad, bajamos por la gran vía mirando siempre a la derecha deseando verlo y cuando menos lo esperábamos , lo vimos brillante majestuoso igual que en las fotos (El guggenheim) impresionante, con un brillo deslumbrante . Pero otro palacio que no tiene tanto renombre y también es muy bonito El palacio euskalduna, Bilbao esta precioso la ría esta limpia no negra como estaba hace años y sus pueblos una delicia Portugalete, Bermeo, Gexto etc la comida un lujo, como se come de bien,
